Presencia

En la insanidad de una noche,

Donde las luces enceguecen 
Toda razón existente,
Tu presencia me guía
Hacia un espacio vacío...
Muerto, irreal.


Los suelos infantiles
Que con risas dolorosas
Ensordecen  mi existencia
No hacen otra cosa 
Que clamar por ti...
Mi dulce perdición.


En este mi hogar,
Donde tu pecho está
Y los latidos de tu corazón
Marquen el tiempo del paso.


Tu rostro visible
Resplandece en mi oscuridad.
No importa las heridas
Que tus palabras han provocado
Si solamente tú
Eres capaz de sanarlas.

Silencio...

Siento el frío

Cargando polvo.

En mis labios

Se seca tu nombre.

Y con arena

En mi respirar

Grito al viento

En completo silencio.

Desidia

Ella tenía la extraña manía

De dormir entre laureles,

Flotando en suaves perfumes

De pereza y desgana.

Cargaba con el anhelo

De despertar con el sol

Y las intensas mañanas

Mataran su desidia.

Pero no llegó el sol

Y la noche se hizo eterna.

Se ahogó en los mismos perfumes